¿Qué profundidad deben tener las luces de piscina?

La instalación de las luces de la piscina es un trabajo que querrás hacer bien a la primera. Algunas partes de la instalación las tendrás que corregir con el tiempo, pero la colocación de las luces no es algo que quieras rehacer una y otra vez.

El cableado de los focos de la piscina no es un trabajo sencillo, así que si puedes colocarlos en el lugar correcto a la primera, estarás mucho más contento. Y una de las cuestiones que debes tener en cuenta es a qué profundidad deben estar y por qué.

Los focos de la piscina deben colocarse entre 10 y 45 cm por debajo de la superficie del agua. Esto es para poder alcanzarse y extraerse de la piscina sin necesidad de entrar en el agua. Los focos que estén demasiado cerca de la superficie no se enfriarán correctamente y podrían causar otros peligros.

¿Cuál debe ser la profundidad de las luces de la piscina?

A la hora de decidir dónde colocar los focos de la piscina, hay que tener en cuenta sobre todo la forma, la orientación de la piscina y la facilidad de acceso.

En cuanto a la forma, la mayoría de las piscinas son rectangulares y la mejor opción es colocar los focos en uno de los lados más largos.

Puedes colocar una sola luz en cada extremo de una piscina rectangular, pero no tendrá un brillo uniforme y resultará menos atractivo.

Para otras formas de piscina, lo mejor es consultar una guía de diseño de iluminación. Los fabricantes de iluminación las elaboran con recomendaciones sobre la mejor iluminación para las distintas formas.

Esta guía de iluminación de PSPOOL incluye piscinas ovaladas, piscinas en ángulo y otras. En términos de profundidad, la profundidad óptima está entre 25 y 45 cm.

Esto significa que la luz estará lo suficientemente cerca de la superficie del agua como para que pueda mantenerla fácilmente, pero también lo suficientemente profunda como para evitar que se produzcan reflejos aleatorios en la superficie del agua o problemas de refrigeración: las luces deben estar permanentemente sumergidas.

La función de los focos de la piscina es iluminar la propia piscina, no sólo el agua. Tener las luces demasiado profundas significa que puede necesitar más luz para definir correctamente el borde de la piscina.

Cuando quieras realizar el mantenimiento de los focos, debes asegurarte de que puedes retirarlos de la piscina sin cortar el cableado. Si están demasiado profundas, necesitarás una gran cantidad de cableado oculto detrás de la luminaria para poder retirarla de la piscina.

Por lo tanto, entre 25 y 45 cm te da un buen equilibrio: son alcanzables e iluminarán el borde de la piscina, pero tampoco tendrás problemas con que la luz brille por encima de la superficie.

¿Existen normas sobre las luces de la piscina?

Las normativas sobre la iluminación de piscinas varían según el país donde vivas. En España, la norma a seguir es la ITC-BT-31 del REBT siempre que la instalación supere los 5KW y si supera los 10KW, además estará sometida a inspeciones periódicas.

La profundidad de los focos de la piscina está regulada según el lugar donde se viva, por ello hay que consultar siempre las normativas vijentes. En el caso de España no hay ninguna norma que se refiera a la profundidad.

En EE.UU., hay que remitirse a la normativa del Código Eléctrico Nacional (NEC). En concreto, el artículo 680 trata de la normativa eléctrica de las piscinas, y la sección 680.23 aborda las luces de las piscinas.

Hay normas relativas a la profundidad: establece que deben instalarse a una distancia de entre 4 y 18 pulgadas del nivel normal del agua.

¿Es necesario sumergir siempre las luces de la piscina?

La profundidad mínima de 10 centímetros se debe a que las luces de la piscina están diseñadas para estar constantemente sumergidas. Hay dos razones para esto – una de las cuales es más seria:

El agua es reflectante y, si la luz está sobre la superficie o cerca de ella, se reflejará mucho la luz cuando la superficie de la piscina suba y baje al nadar. Será menos atractivo y podría causar problemas de deslumbramiento al rebotar el agua en la superficie.

Los focos necesitan refrigeración; de lo contrario, se sobrecalientan y se estropean, o al menos reducen drásticamente su vida útil. El agua es un conductor térmico muy eficaz, por lo que cuando se diseñaron los focos de la piscina se tuvo en cuenta que el agua de la piscina actuaría como método de disipación del calor.

¿Por qué instalar disipadores de calor cuando se dispone de una enorme masa de agua que puede alejar las altas temperaturas de la bombilla?

Además, esto le quita una cantidad minúscula de trabajo a cualquier calentador de piscina que esté utilizando. Sin embargo, las luces por sí solas no afectan a la temperatura del agua. Por lo tanto, si no mantienes las luces de tu piscina sumergidas, se van a sobrecalentar, y eso las va a dañar.

Conclusión:

La profundidad de las luces de la piscina es una medida razonablemente estandarizada, ya que normativas como las de los EEUU dictan que hay que instalarlas entre 4 y 18 pulgadas por debajo de la superficie del agua.

La mayoría de los expertos recomiendan una distancia de 20 a 45 cms, por lo que hay poco margen de maniobra a la hora de decidir.

Instalar los focos a esta profundidad es la forma más segura de iluminar la piscina y garantizar que sigan funcionando sin sobrecalentarse.